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La conflictividad social en Venezuela no solo se ve reflejada en las calles mediante protestas tradicionales como marchas, concentraciones o cierres de calles; sino que también tiene lugar en las redes sociales. Este espacio se consolida como una vía efectiva de participación ciudadana, al ser un canal de denuncia de las distintas problemáticas que existen en la sociedad.
En tal sentido, el espacio digital se articula con el físico para amplificar las manifestaciones por demandas sociales, así como el ejercicio de los derechos a la asociación y a la libertad de expresión, respectivamente. De tal forma, las acciones de protesta digital, que son replicadas y compartidas de forma masiva a través del internet tienen impacto en el espacio cívico.
Al igual que en el mundo offline, la creatividad es un componente importante al momento de visibilizar y posicionar temas en la agenda pública. Constantemente, a través de estos espacios, sectores de la sociedad realizan campañas para denunciar determinadas situaciones que van en detrimento de sus derechos. Las demandas expuestas a través de las redes sociales sirven para ejercer presión sobre instituciones y autoridades con la finalidad de que sean atendidas sus peticiones.
Este tipo de protesta suele tener lugar en las redes sociales de mayor popularidad como Instagram y Twitter, y usualmente se presenta en distintos formatos como fotografías, videos o textos.
Las redes sociales como mecanismo de participación
A juicio del ciberactivista Luis Carlos Díaz, las redes sociales constituyen un espacio digital que permite organización, encuentro y comunicación. Este no lugar se articula como un catalizador de procesos de organización ciudadana y como una herramienta de empoderamiento que permite a la colectividad ser más inteligente, tomar mejores decisiones y construir consensos. Díaz añade que las redes sociales no son solamente importantes, sino que son fundamentales para la manera de participar hoy día en sociedad.
En Venezuela, una de las redes sociales más utilizadas con este propósito es Twitter. Algunos de los sectores que regularmente exponen sus necesidades a través de esta plataforma son los trabajadores de la salud, personal docente y trabajadores universitarios, movimiento estudiantil, así como organizaciones de la sociedad civil. Igualmente esta plataforma permite que las personas expongan situaciones puntuales que afectan su entorno, tales como fallas en los servicios públicos, escasez de gasolina o situaciones de inseguridad ciudadana.
Las redes sociales son uno de los pocos espacios que actualmente se encuentran disponibles para tener acceso a la información independiente, tanto para organizaciones como para la ciudadanía. Por este motivo, resulta un escenario de mayor libertad para el ejercicio de la protesta que el espacio físico, aunque esto no implique necesariamente que sea de fácil acceso para todas las personas.
Protesta contaminada por la propaganda oficialista
Según un informe anual del 2022 publicado por la organización ProBox1, el oficialismo generó el 92,44% de los mensajes con etiquetas sociopolíticas que se difundieron en Twitter durante todo el año, lo cual equivale a 185 millones de mensajes. Estos contenidos no solo son generados desde cuentas reales, sino también desde cuentas automatizadas, con el propósito de manipular la opinión pública y opacar las protestas ciudadanas que tienen lugar en la red social. A pesar de que la actividad del oficialismo en Twitter disminuyó en el 2022, se impuso en la conversación durante todo el año, posicionando al menos 986 tendencias
Un claro ejemplo de la distorsión de la protesta digital impulsada desde el gobierno, destaca ProBox, es que la etiqueta #FreeAlexSaab fue la tendencia más repetida en todo 2022, alcanzando posicionarse al menos 29 veces a lo largo del año. Mientras que la etiqueta #SinLuz, la cual es utilizada regularmente por la ciudadanía y medios de comunicación para denunciar fallas del servicio eléctrico, logró reflejarse como tendencia 17 veces.
Las estrategias utilizadas desde el Estado para garantizar el posicionamiento de etiquetas favorables al partido de gobierno, pasan por varios puntos: el anuncio de la etiqueta del día que realiza cada mañana la cuenta en Twitter del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, la repetición masiva por parte de cuentas asociadas a la red de tuiteros, así como el otorgamiento de incentivos económicos a través de la Plataforma Patria a los usuarios que cumplan las directrices del oficialismo.
Igualmente, esta estrategia contempla el uso de cuentas anónimas, las cuales se dedican principalmente a tres tareas: realizar ataques personales, desinformar y hacer propaganda o simular apoyo a alguna ideología, partido o figura pública.
En 2022 ProBox registró tan solo 105 tendencias impulsadas por la sociedad civil, las cuales acumularon alrededor de 1.175.362 tweets. Este contenido estaba vinculado a la protesta en línea y abarcó temas relacionados a economía, derechos humanos, educación, política, salud y falla de servicios. Esto demuestra la relación entre ambas tendencias y cómo la propaganda oficial se impone por encima de los reclamos y la protesta ciudadana ejercida en redes sociales.
Luis Carlos Díaz2, precisa que la hegemonía comunicacional ejercida por el chavismo en el espacio digital no es nueva y que data al menos del año 2009, momento en el que Hugo Chávez aseguró en un acto público que el internet no podía ser libre. Estas palabras estuvieron acompañadas de acciones que contemplaron la presencia de funcionarios, militares, ministerios y otros entes estatales en las redes sociales, con el propósito de bajar la línea de su partido e imponer su discurso a través del uso de recursos públicos.
Sin embargo, Díaz destaca que esta estrategia política se ha sofisticado, al punto de que el oficialismo no solo mantiene a militantes y bots generando contenido de forma permanente para posicionar determinados temas en la agenda pública, sino que también mantienen cuentas anónimas, que fingen ser otras personas y que ocupan todo el espectro ideológico; con el mismo propósito de distorsionar el debate político. Estas prácticas no son parte de una estrategia ajena, por el contrario, contribuyen a la desinformación promovida desde medios públicos y otros medios de comunicación privados manejados por figuras cercanas al poder.
La importancia de la protesta digital en Venezuela
Considerando el actual contexto restrictivo, la protesta digital en Venezuela cobra especial relevancia, debido a que resulta un espacio de mayor libertad para elevar críticas o demandas ciudadanas que el espacio físico. Sin embargo la protesta digital no está exenta de represión, ya que en repetidas oportunidades, trabajadores de la salud, la educación u otras áreas de la administración pública han sido víctimas de represalias por exponer situaciones de vulneración de sus derechos en las redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea. Esto como consecuencia del perfeccionamiento de los sistemas de vigilancia implementados por el Estado venezolano.
Luis Carlos Díaz considera que para fortalecer este músculo se deben generar narrativas y promover campañas que vayan de la mano con el “pensamiento de enjambre”, lo que implica respetar la especificidad de la gente y el derecho a tener discursos y perfiles variados dentro de un mismo movimiento.
“Van a hablar de un mismo tema, pero este tiene que ser enfocado desde las particularidades, de forma que haya riqueza en el lenguaje, que haya riqueza en el abordaje, que la gente sienta que hay pluralidad y que se entienda además, que es la lucha de muchos. Si uno solamente se queda con las campañitas que son repetir cinco tweets, parece un autómata”.
En este sentido, la ciudadanía tiene un gran reto, ya que debe existir un correlato entre lo digital y lo físico, por lo tanto, la protesta digital no puede ser aislada sino que debe estar acompañada por acciones formales ante las instituciones del Estado y organismos internacionales.
El derecho de reunión y de asociación contempla la celebración de reuniones, sentadas, huelgas, concentraciones, manifestaciones o protestas, tanto fuera de línea como en línea y está protegido por el artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Como todo derecho humano, este debe ser garantizado por el Estado y debe contemplar los principios de universalidad, indivisibilidad, interdependencia y progresividad.
El Estado venezolano está en la obligación de respetar, garantizar y facilitar el derecho a la asociación, así como el derecho a la libertad de expresión. Esto incluye necesariamente la protección de la integridad física, la dignidad y otros derechos que se ejercen en el contexto de la protesta social en cualquiera de sus expresiones.
Referencias
- ProBox, 22 de junio de 2023. La protesta ciudadana vs. La ficción estatal en línea. Recuperado en https://proboxve.org/publicacion/la-protesta-ciudadana-vs-la-ficcion-estatal-en-linea
- Entrevista realizada a Luis Carlos Díaz